Shakespeare

"No temas a las sombras ni al olvido, que tras la noche un nuevo día brillará sonriente y con la espada rota del héroe caído se forjará la espada del valiente..." (W.S.)



Quizás la mayoría de nosotros comienza a escribir la historia de su vida mientras la está viviendo. Otros esperan a que pasen grandes cosas y otros escriben grandes cosas que quizás nunca vivirán… (Adolfo)































































lunes, 8 de abril de 2013


¿Qué es lo que les parece raro?
                                                                                            La brisa, el viento local motivado por los movimientos de masas de aire cuando el sol calienta el relieve. Con la llegada de la primavera y en plena madrugada, Brisa vino a este mundo luego de las lunas y los debidos controles de gestación. Hermosa beba, nacida en un hospital público de Rosario y con algo más de 3 kilos para empezar a pelearle a esta vida junto a Amalia y Eduardo y sin olvidar a la abuela Rita. La Brisa querrá ser un viento fresco y suave sobre la vida de sus papis y lo será también sobre la abuela, siete tíos y 28 primos, diseminados en Carcarañá; Santa Fe.
Rita no entiende el por que de la extrañeza ante la llegada de Brisa y menos cuando le mezclan problemas de educación, de pobreza, legales y hasta religiosos tratando de explicarse por que Amalia fue mamá a los doce años. Ella lo fue a los quince y no fue impedimento para construir una familia. Hoy su compañero ya no está pero ella – con sus jóvenes 55-  sigue adelante con los pesitos que saca como cuida coches o los domingos en la puerta de la Iglesia Católica local.
Eduardo estrena su rol de papá y a los 21 años la pelea con changas de “lo que venga” y se siente orgulloso del año que lleva a la par de Amalia, y no parece darle mucha importancia a aquello de que “una nena tuvo otra nena” como lo cargan buenamente sus amigos, cuñados y allegados.
Al tiempo de estas líneas, el revuelo con la llegada de Brisa se ha instalado en una precaria casita de ambientes chicos, un baño elemental y un patiecito con sombra para que la Brisa lo siga visitando en las calurosas tardes de Carcarañá.
Por ese patio ha transitado Amalia con sus monerías y colgándose de uno que otro árbol con su pequeño y ágil cuerpo, ha levantado polvareda en cumbias con amigos, sus hermanos y cuñados.
Amalia está sana y feliz; le ha llegado el tiempo de ser mamá y de pensar en terminar la escuela que dejó antes de llegar al sexto grado. Nunca fueron sus debilidades las muñecas, ahora siente que tiene una hermosa en sus brazos y se ríe con todo el juego que se da para que ella tome la teta, ella sonríe a cara llena y la beba conecta esa risa con llenar su pancita.
Los ojos de Eduardo miran esa postal y sus rugosas manos de laburante no se animan a intervenir en ese momento. Luego sabe que la pondrá entre sus fuertes brazos para el debido “provechito”.
Mientras todo esto ocurre desde el nacimiento mismo de esta primavera 2012, el afuera sigue comentando y estudiando el suceso, que para los involucrados no es nada especial, y se lo enfoca desde lo que trae la pobreza, su emparentamiento con la ignorancia, la ceguera de la Iglesia Católica Romana para una educación sexual responsable y sin tabúes. También los leguleyos bucean por el lado de la relación que se da entre una menor de edad y un hombre en edad adulta que pueda ser tipificado como abuso sexual. Desde donde lo miren dirán que “el caso es serio”.
Desde lo social también deberíamos preguntarnos seriamente por qué pasan estas cosas y asumir responsabilidades que por cierto tenemos.
Si algo está claro, es que la Brisa seguirá soplando más allá de todo tipo de leyes de los humanos con diferentes relieves y servirá para refrescarnos la mente.
            También es cierto que Brisa continuará creciendo sana y fuerte como vino a este mundo y cuando la naturaleza lo indique correrá por ese patio de la humilde casita, luego transitará la tierra del Río Carcarañá (como canta León Gieco) y se abrirá paso en una vida que vino a este mundo para vivir.
Bendita sea esta Brisa que vive entre nosotros y que sea portadora de una brisa que nos recuerde que – en medio de un tiempo difícil- estamos vivos.
                                                                              Adolfo Pedroza/ Rosario-Santa Fe